La gastronomía es uno de los factores de relevancia de la localidad.
Como platos más típicos destacan el ternasco a la brasa, al horno o guisado, el cordero a la pastora, la trucha de río y los productos procedentes de la matacía del cerdo como las tortetas.
Los embutidos, y más concretamente la longaniza de Graus es por su calidad y tradición uno de los productos gastronómicos de la zona más conocidos a nivel regional y nacional. Su importancia se subraya cada año con la celebración el último sábado de julio de la Fiesta de la Longaniza (Fiesta de Interés Turístico), en la que se elaboran la longaniza y la parrillada más grandes del mundo, así reconocidas en el libro Guinness de los Records. Los chorizos, el lomo embuchado y las morcillas también poseen gran renombre. Un fiambre también exquisito es la gallina trufada, con una textura muy suave y sabrosa.
Las chiretas es un plato típico de esta zona de Aragón que consiste en tripas de cordero cosidas rellenas de arroz y carne que posteriormente son hervidas, y que a continuación también pueden ser rebozadas en huevo y harina y luego fritas.
La trufa negra es también buena muestra de la condición de Graus como uno de los mayores mercados a nivel nacional. Durante la temporada de recolección (diciembre a marzo) se realiza un mercado la tarde del sábado, en el cual puede adquirirse la afamada trufa en fresco.
También hay que destacar la repostería, que juega un importante papel en la cocina grausina. Los turrones artesanales, sus tradicionales y típicos pastillos y crespillos, las tortas, el chocolate, las mermeladas o la miel son algunos de los dulces más característicos que pueden degustarse en Graus.